Por Hernán de Solminihac, Presidente del Colegio de Ingenieros de Chile y profesor titular de Ingeniería, Pontificia Universidad Católica
En tiempos de incertidumbre global y transformación digital acelerada, la ingeniería puede aportar soluciones concretas que respondan a las necesidades sociales, económicas y ambientales de Chile. Para apoyar este desafío, es urgente abrir más espacios gremiales que permitan canalizar el talento, la energía y la visión de las nuevas generaciones de ingenieras e ingenieros.
Es por eso que en el Colegio de Ingenieros tenemos tres líneas de trabajo, en las cuales trabajan todas las entidades que lo formamos: Consejos, Zonales, Comisiones y Especialidades:
– Influenciar en el diseño y rediseño de políticas públicas empresariales y formación académica de la ingeniería.
– Formar una amplia red de ingenieros a nivel nacional e internacional, a través de la cual se cultiva el networking entre colegas y es posible acceder a una amplia comunidad digital con profesionales de diferentes disciplinas.
– Entregar, a través de alianzas, perfeccionamiento profesional en diversas universidades, y a través de convenios, beneficios en servicios de acuerdo al interés de los socios.
Uno de los desafíos más relevantes para el desarrollo profesional y gremial es la integración de las nuevas generaciones. Hoy faltan espacios reales de diálogo, participación y proyección para jóvenes, que muchas veces se forman al margen de los grandes debates sobre el ejercicio profesional y el rol público de la ingeniería.
Crear esos espacios es una tarea urgente. Fortalecer la articulación entre universidades, gremios profesionales, empresas e instituciones públicas no solo permite conectar mejor la formación con los desafíos del país, sino que también posibilita valorar e incorporar activamente la creatividad, energía y compromiso de quienes están comenzando su camino profesional.
Esto requiere construir plataformas efectivas de encuentro y colaboración, promover estructuras más horizontales y cultivar una cultura institucional dispuesta a escuchar y transformarse a partir de las voces emergentes. Iniciativas que conectan a estudiantes, académicos, profesionales y tomadores de decisiones representan avances importantes, pero es clave ampliarlas y consolidarlas.
En los últimos años, en el Colegio de Ingenieros hemos fortalecido los vínculos con el mundo público, privado y académico. Sin embargo, un desafío ineludible es asegurar que los jóvenes profesionales y estudiantes participen activamente en los espacios de conversación, construcción y toma de decisiones. Ejemplos como los capítulos universitarios del Colegio de Ingenieros, impulsados junto a CONDEFI, así como una presencia territorial más sólida y conectada con las realidades regionales (hoy, con presencia en todas las regiones del país), marcan un camino necesario hacia una participación más inclusiva, dinámica y representativa.
Asimismo, avanzar hacia una mayor equidad e inclusión en todos los niveles del quehacer gremial, es fundamental. La participación de mujeres en la ingeniería, junto con la incorporación efectiva de jóvenes de distintas regiones, son condiciones esenciales para construir un ecosistema profesional más diverso, innovador y conectado con la realidad del país.
Hoy más que nunca, Chile necesita una ingeniería que no solo resuelva problemas técnicos, sino que contribuya a construir un país más justo, resiliente y sostenible. Para ello, la voz de las nuevas generaciones debe estar en el centro del debate. Como afirmaba el Papa Francisco, «es necesario un nuevo comienzo», donde todos podamos participar activamente para transformar nuestra sociedad hacia una más equitativa.
La ingeniería tiene mucho que aportar. Su verdadero poder transformador se revelará en la medida en que sepamos abrir espacios, tender puentes y trabajar juntos por un futuro compartido.