Hoy, después de un año, el mundo ha experimentado cambios que han sido intensos, y la evolución de la tensión social y de la economía ha generado una actitud que ha minado- en muchos caso- el equilibrio de la sociedad internacional; desde los aires de guerra que partieron en el este de Europa y que luego se arremolinaron en el Medio Oriente, para después transformarse en una fría e inquieta brisa que envuelve al mundo. Esto, ciertamente, ha significado un trastorno amenazante con el sempiterno trasfondo de la posibilidad de una guerra global.
Este devenir, junto a los cambios en la política internacional, ha modificado las relaciones económicas de manera importante, y ello impacta profundamente a la ingeniería.
Durante largos años hemos mirado el desarrollo de la ingeniería como un indudable aporte de la ciencia aplicada a la técnica, que genera crecimiento, el desarrollo fundamental de la economía y- con ello- el bienestar de la sociedad.
Sin embargo, es precisamente ese crecimiento descontrolado el que ha llevado al mundo a una situación insostenible, debido al uso indiscriminado de los recursos naturales, en especial el agua y el aire. Por este motivo es indispensable que los ingenieros aquilatemos la imperiosa necesidad de salvaguardar un desarrollo que pueda asegurar al mundo la efectiva protección del entorno natural, lo cual nos obliga a planificarlo de manera que no genere una autodestrucción, que va en el sentido contrario de las esperanza de la humanidad: sobrevivir y ser más justos y felices.
De esta manera, la implementación de energías renovables, como la eólica y la solar, juntas a las tradicionales es de vital importancia. También el desarrollo de la creciente industria de la desalación del agua de mar frente al hecho natural de la disminución de los recursos hídricos agravada por el cambio climático y muchas otras de igual importancia.
El desarrollo de la tecnología en el mundo actual ha gestado infinitas herramientas que intensifican y fortalecen el quehacer humano, pero hemos de estar atentos porque ellas también pueden ser el germen de la detención, desde la ausencia del pensar humano para reemplazarlo por un pensamiento centrado en la pura información y repetición dialéctica, que puede llegar a detener el crecimiento de los seres como tales, y reemplazarlo por estructuras preestablecidas que descansan en otros instrumentos o flujos que generan una indefensión en las personas.
En el último tiempo hemos sufrido diversas crisis de recursos que nos muestran con claridad esa dependencia y fragilidad técnica. Es allí donde los ingenieros debemos fortalecer nuestra acción, de manera que entreguemos a la sociedad la certeza de un desarrollo sin interrupción.
Conmemoramos un nuevo día de la Ingeniería, día en el cual recordamos la creación de la ingeniería a través de la recuperación del país de una catástrofe originada por un terremoto de gran magnitud, hecho de la naturaleza al cual estamos sometidos de manera constant, y que nos obliga a ejercitar una importante capacidad resiliente.
Pero no son solamente los sismos destructores los hechos de la naturaleza que alertan a la ingeniería en nuestro país, sino también los incendios, aunque muchas veces ellos no sean naturales; así también los vientos y las inundaciones, la escasez de agua y otros. Esto nos obliga a tener una visión mancomunada para enfrentarlos en su conjunto y crear esa cualidad resiliente en el país, esto es tarea de todos; pero los ingenieros debemos estar especialmente alertas porque de nosotros dependen las acciones técnicas que contribuyan a la organización de la sociedad.
Los ingenieros del presente no podemos olvidar que somos parte importante del futuro.
Sergio Contreras Arancibia
Primer vicepresidente
Colegio de ingenieros de Chile
Santiago, mayo de 2025