La licenciada en economía y probable candidata presidencial 2025 se refiere a las estrategias para mejorar la inversión en nuestro país; destaca lo primordial que es el combate al crimen organizado y las soluciones que aporta la ingeniería en esta materia. Finalmente, comparte su experiencia personal y como alcaldesa para hacer frente a la brecha de género en ingeniería y otras disciplinas.
Desde los últimos años, la confianza de la inversión extranjera en Chile ha sido fluctuante, con tendencia a la baja. Si bien este primer trimestre se observó un alza en la inversión extranjera, por ejemplo, según datos de InvestChile, existen otros indicadores- como el Índice de Confianza Kearny- en donde no apareció ningún país latinoamericano.
¿Qué medidas se deberían tomar para recuperar y mejorar la confianza en la inversión extranjera?
La inversión extranjera requiere estabilidad en las reglas del juego, puesto que los plazos para la recuperación del capital invertido generalmente son largos. La estabilidad que se requiere es política, social y económica, incluyendo el derecho de propiedad, una justicia predecible y normas tributarias estables. Los grados de seguridad de un país obviamente también influyen fuertemente.
En lo político, la existencia de 22 partidos y los dos recientes fracasos en la búsqueda de un acuerdo constitucional son poco auspiciosos. Es una gran pena que habiendo existido una propuesta consensuada para el segundo proyecto constitucional, se haya terminado rechazando. Desgraciadamente, no es fácil lograr que se modifique el sistema electoral desde el Congreso, puesto que afectaría a muchos incumbentes.
En materia de derechos de propiedad y justicia predecible, la pasividad de nuestros tribunales ante las tomas de terrenos y faenas, así como la revisión judicial de permisos administrativos que se suponían definitivos, no contribuyen en absoluto. En materia tributaria, lo ideal sería volver a tener un régimen similar al DL 600, que dio garantías a las empresas extranjeras en el mediano y largo plazo.
Por otra parte, la seguridad ciudadana puede influir negativamente en la inversión extranjera si no se detiene el avance del crimen organizado y de los ataques terroristas en el sur.
En abril pasado, usted asistió a la ceremonia de inicio de año académico de Ingeniería Comercial de una universidad chilena, en donde expuso que “una de las grandes prioridades para mejorar la estabilidad del país y llamar a nuevas inversiones es la seguridad pública”.
En este sentido, ¿cómo se debe afrontar el crimen organizado que actualmente existe en nuestro país?
La lucha contra la delincuencia y el crimen organizado tiene muchas aristas diferentes: el cuidado de fronteras, expulsiones de delincuentes extranjeros, sistema carcelario que aísle a los cabecillas, confiscación de dinero y bienes mal habidos, inteligencia e intercambio de información con gobiernos extranjeros, inteligencia financiera, rehabilitación de reos primerizos, prevención en escolares con sistemas de alerta ante el ausentismo escolar, prevención en barrios de los cuales provienen muchas personas privadas de libertad, redes interconectadas de cámaras con analítica, seguridad de puertos y aeropuertos, protección de funcionarios de instituciones críticas en el combate al crimen organizado, detección de corrupción en esas instituciones, fiscales y jueces especializados que cuenten con profesionales necesarios para detectar transferencias de dinero, comunicaciones, etc. Es decir, no existe una sola medida que nos pueda llevar al éxito, sino que debe analizarse cada parte de un sistema que es complejo e interrelacionado. En esto, el aporte de los ingenieros es fundamental, pues son especialistas en la descripción, análisis, diseño, ejecución y control de procesos. Entienden que esto es una cadena, en que se debe cuidar, trabajar y fortalecer cada eslabón. Porque la cadena es tan fuerte como el eslabón más débil. Tenemos que trabajar en forma seria y sistemática en todas las etapas en que podemos prevenir, pesquisar, perseguir y debilitar a estas organizaciones. Para ello, los ingenieros, la tecnología, la data y la Inteligencia Artificial son claves.
El aporte de ingenieros y otros profesionales en telecomunicaciones, análisis de datos y la IA, así como innovaciones en armas y protecciones para las policías, son temas muy relevantes para la actual crisis de seguridad en Chile, uno de los temas cruciales en su programa de gobierno.
¿Cómo plantea cubrir la alta inversión que requiere hacer frente de manera eficiente y oportuna al crimen organizado?
La Comisión Fiscal Autónoma ha señalado claramente que Chile ha llegado ya a un límite del endeudamiento. Nuestra deuda asciende a un 40% del PIB. Estamos pagando más de 4.000 millones de dólares anuales en intereses, y esta cifra va a aumentar, dado que deudas antiguas están venciendo y van a tener que ser renovadas con tasas de interés más altas. Lo ideal sería que nuestro país retome el crecimiento. Cada punto de crecimiento aporta 700-800 millones de dólares extras de recaudación, mientras ello no ocurra, el financiamiento de los recursos humanos y de la tecnología necesaria para enfrentar el crimen organizado tendrán que provenir de la reorientación de recursos, desde programas que no están contribuyendo suficientemente al bienestar de los chilenos hacia la seguridad ciudadana.
En diferentes medios de comunicación usted ha destacado que- además de la seguridad- la educación y la salud son prioritarios para que Chile crezca y sea un país próspero.
¿Qué modelo de desarrollo propone para el país y cómo aportaría en mejorar la educación y salud?
En materia de salud es necesario disminuir las listas de espera. Hay evidencia de una gestión muy mediocre en el sistema público de salud, y hay experiencias exitosas que demuestran que mejoras en la gestión tienen efectos importantes en la reducción de las listas de espera. Por otra parte, las licencias médicas falsas o fraudulentas están significando un gasto sideral. Nuevamente, la gestión de cada etapa de diversos procesos que son complejos, requiere buenos profesionales, buena tecnología, buen manejo de datos. Si somos responsables y acuciosos, podríamos ahorrar muchos recursos que se están malgastando en licencias médicas falsas y se podría dar muchas más atenciones con la infraestructura actual o con aumentos razonables de recursos. Ahora, es imposible no mencionar que durante el próximo año y medio puede producirse la quiebra de varias ISAPRES, lo que pondría mucho mayor presión al sistema.
La salud bucal y mental deberían tener avances importantes. Desgraciadamente, está todo supeditado a la existencia de los recursos necesarios, los que están sumamente escasos debido al deterioro en el crecimiento de nuestro país.
En materia de educación, lo más prioritario, a mi juicio, es mejorar el aprendizaje y aumentar la inversión que mayor retorno social tiene, que es en la primera infancia. Existen muchos estudios, sobre todo del premio Nobel James Heckman, en que se demuestra que la inversión que se hace a más temprana edad es la que mejores resultados tiene para el resto de la vida.
Por otra parte, la velocidad y la comprensión lectora son esenciales y debieran lograrse a lo más en cuarto básico. El dominio de las cuatro operaciones básicas de matemática debiera darse a lo más en quinto básico. Hoy, después de 12 años de escolaridad, un porcentaje importante de egresados del sistema escolar no entienden lo que leen y no dominan las cuatro operaciones básicas, lo que es una vergüenza nacional. En Providencia hemos tenido proyectos que nos han dado muy buenos resultados, que consisten en un tutor particular, tres veces por semana, 20 minutos cada vez, para los niños más atrasados en el aprendizaje durante los primeros cuatro años de enseñanza básica. El gasto, que más bien es una inversión, es abordable y la mejora en los resultados es importante. Si no logramos que nuestros niños y adolescentes entiendan lo que leen y tengan un manejo matemático básico, nuestro país se irá quedando cada vez más atrás respecto de los países más desarrollados.
La ingeniería chilena ha buscado avanzar en el aporte de soluciones que estén a la vanguardia con la innovación y tecnología mundial. Por ejemplo, incorporando la sustentabilidad en la construcción de obras como las nuevas líneas de Metro y el nuevo estadio de Universidad Católica. En cuanto al uso de datos e IA, ha aportado con soluciones tecnológicas a Fiscalía optimizando la investigación y resolución de casos.
Pese a estos avances, a su juicio, ¿cuál es la mayor debilidad que enfrenta el país en materia de ingeniería?
La mayor debilidad que enfrentamos en materia de ingeniería no está en la formación de los ingenieros, tampoco está en el número de ingenieros, está básicamente en solicitar lo que se requiere, en hacer la arquitectura de los proyectos prioritarios y pedirles a los ingenieros que los desarrollen. Cada vez que nosotros hemos necesitado resolver algún problema hemos obtenido una solución absolutamente razonable y satisfactoria. Hemos recurrido a ingenieros que nos ayudaron a diseñar licitaciones complejas, que estudiaron procesos que queríamos alivianar, que desarrollaron un software que nos permitió integrar distintas informaciones para que un operador pudiese despachar al patrullero más cercano ante una emergencia, mantenerse en contacto con la víctima, guiar al patrullero, solicitar refuerzos, poder usar el teléfono de la víctima como una cámara, entre otros. Sólo puedo señalar que todo lo que hemos necesitado lo hemos podido obtener de la ingeniería nacional. El problema está con los mandantes, con aquellos que debemos entender qué procesos requieren ser mejorados y saber cómo solicitar soluciones, no con los ingenieros.
Tanto el gobierno actual como los anteriores han incorporado el enfoque de género e inclusión como medida prioritaria en sus programas. Podemos decir que a nivel cultural y social existe una tendencia a que las mujeres se desarrollen profesionalmente en áreas que no están relacionadas con la ingeniería. Por ejemplo, desde los 15 años, las niñas chilenas se autoperciben como peores que sus pares varones para las matemáticas y ciencias (OCDE 2018). En este contexto, ¿hacia dónde debe apuntar la perspectiva de género- tanto en ingeniería como en otras carreras con baja participación de mujeres- para ir cerrando brechas?
Para cerrar brechas en matemáticas, ciencias e ingeniería, nos tenemos que preocupar de la formación durante los primeros años de educación. Las matemáticas pueden ser entretenidas. Deben ser entretenidas. Cuando fui profesora de matemáticas enseñé probabilidades con varios set de cachos y dados. De esa manera, las probabilidades pasan a ser una experiencia, lo que permite mayor comprensión, pero también mayor retención de lo aprendido.
Para mí es esencial que se demuestre lo útil que son las matemáticas en la vida cotidiana. Si se le pide a los alumnos diseñar una escalera que sea segura y cómoda circunscrita a un área y una altura determinada, van a aprender mucho más que escribiendo en el pizarrón fórmulas que resultan tediosas y estériles. Si se les pide que adapten una receta para un núm ero “x” mayor o menor de comensales, van a entender intuitivamente las proporciones y la regla de 3.
Hay un sesgo cultural, en que a las niñas se les regalan muñecas y se les inicia en las labores de cuidado, mientras a los niños se les regalan Legos y aprenden a construir. Como todos los sesgos culturales, el cambio es lento. Puede acelerarse destacando a mujeres que han obtenido logros en matemáticas, ingeniería, robótica, inteligencia artificial, astronomía, etc. Creo que ese tipo de inspiración sirve mucho, porque abre puertas, porque permite a niñas y adolescentes entender que ahí hay un futuro entretenido, probablemente bien remunerado y que ellas pueden lograrlo. Aún hay un enorme camino que recorrer.
Evelyn Matthei Fornet
Alcaldesa de Providencia