La construcción del telescopio, liderada por el Observatorio Europeo Austral- ESO- ha incorporado complejas soluciones ingenieriles e innovaciones que permitirán grandes avances para Chile y el mundo en materia de astronomía y ciencias.
En 2018- en Cerro Armazones, en el Desierto de Atacama- se inició el trabajo de fundaciones de la estructura y cúpula del European Extremely Large Telescope (ELT), el telescopio óptico infrarrojo más grande del mundo, cuya fecha de inauguración se estima para finales de esta década.
El telescopio- de 3.700 toneladas- tiene un diseño óptico inusual, basado en un novedoso esquema de cinco espejos que entrega no sólo una calidad de imagen excepcional, sino también un campo de visión relativamente amplio. Su espejo primario de 39 metros, conformado por unos 800 segmentos hexagonales, lo convertirá en el telescopio óptico e infrarrojo con el espejo más grande del mundo, permitiendo una precisión de alineación de decenas de nanómetros (10.000 veces más fino que un cabello humano) en todo su diámetro. Por otra parte, el ELT cuenta con un innovador diseño de sus espejos, que incluye una óptica adaptativa avanzada para corregir las turbulencias atmosféricas.
Actualmente, el telescopio registra un 65% de avance a nivel global y un 75% respecto a la construcción de la cúpula y de la estructura metálica del telescopio, que es en lo que se trabaja ahora en el sitio. El proyecto cuenta con la participación de 200 trabajadores en terreno y unas 5.000 personas en el proyecto completo.
A inicios de la segunda mitad de este año, se estima el cumplimiento de un importante hito. Roberto Tamai, director del proyecto de construcción del telescopio ELT, explica: “Estamos avanzando con el cierre de la cúpula y con la construcción de la celda para el espejo primario. Ahora trabajamos en la cubierta que se ubica debajo de la puerta de observación, pero el próximo hito será el montaje de las puertas de observación, que será el ítem más alto de la estructura del telescopio, con una altura de 85 m. Se estima para agosto”.
Sin duda construir esta innovación tecnológica es todo un desafío para la ingeniería a nivel mundial. Según Tamai, lo más complejo es la construcción de ciertos espejos así como el control de la posición de estos donde se reflejará la luz.
“Uno de los ítems tecnológicamente más difíciles en construir son los últimos espejos del telescopio. El M5, que parece el más sencillo, es el más difícil porque es un espejo plano, elíptico y liviano, de 2.7 x2.3 metros en tamaño y 40 cm de grosor, que tiene un movimiento muy rápido que al realizarse debe asegurar que la cara no se deforme. Entonces, necesitamos obtener esa estructura, donde además hay que aplicar una capa que se pueda pulir para dejar la superficie muy lisa y así reflectar sin perturbar la luz. No está demás decir que no existen hornos en donde se puedan hacer espejos de las dimensiones que tiene el ELT, entonces está hecho en seis piezas que hay que pegar y luego pulir”, explica.
Por otra parte, no es menor que el procedimiento para construir el espejo primario también tiene su complejidad, dado que está hecho de 798 segmentos dispuestos en una superficie óptica donde hay que ubicarlos en fase, según las posiciones de todos esos espejos, considerando factores como el viento, la gravedad y la deformación térmica de la estructura metálica, que hacen muy difícil el procedimiento.
El impacto para Chile y el mundo
El ELT podrá obtener imágenes con una nitidez 15 veces superior a la del Telescopio Espacial Hubble de NASA/ESA, lo que permitirá hacer importantes avances en ciencia y astronomía a nivel mundial.
Contar con un mayor tamaño de los espejos abre un mundo de posibilidades, incluso, acercarse más a encontrar vida en otros planetas.
“Con estos telescopios extremadamente grandes- como el ELT y el GMT, que se está construyendo en Coquimbo y cuyo espejo más grande medirá 25 m de diámetro- ganamos en colección de fotones, o sea ver objetos más débiles, como estrellas o galaxias más lejanas, lo que nos permite acercarnos más al pasado. Además, podremos observar cuerpos celestes que ya hemos detectado, pero con más detalles. Por otra parte, si tengo dos estrellas muy cercanas, con un telescopio más grande puedo verlas separadas. En este sentido, el salto en tamaño tiene que ver básicamente con la mayor capacidad de sensibilidad, así como de separación y resolución espacial, lo que abre un mundo de posibilidades de hallazgos científicos para que podamos- ojalá- buscar vida en otros planetas”, detalla Bruno Dias, presidente de la Sociedad Chilena de Astronomía (SOCHIAS).
Respecto a la astronomía, el aporte de la ingeniería tiene un papel muy importante, dado que al final de la década, con la construcción del ELT, el GMT y un tercero, Chile se convertirá en el epicentro de la astronomía mundial.
En línea con lo anterior, si se suman las áreas de los telescopios en todo el mundo, ópticos e infrarrojos, Chile va a albergar más del 50%. Actualmente, existen más de 30 países que tienen telescopios en el país.
“Actualmente, la astronomía en Chile está creciendo bastante en lo que se ha llamado astroingeniería, desarrollando la parte científica e instrumental. Nuestros próximos pasos están enfocados en el desarrollo de instrumentación astronómica en suelo chileno, por lo que estamos caminando juntos con la ingeniería, trabajando de la mano porque el desarrollo se logra en colaboración”, comenta Dias.